Lo que trajo el 2025 y lo que prepara el 2026 en el ámbito laboral
Llegó diciembre, ese mes en el que las empresas hacen balances, revisan metas y descubren que no solo los estados financieros cambiaron, sino también la forma de trabajar (y de pagar). Este 2025, en materia laboral, Colombia se puso formal y obligó a pasar del “después lo revisamos” al “actualicemos contratos y reglamentos ya”.
La reforma laboral no solo impactó la nómina, también transformó la manera en que las empresas gestionan el talento, organizan la jornada y construyen cultura organizacional. Hoy, cumplir la ley implica comprender que bienestar, productividad y formalidad deben avanzar juntos, aunque no siempre al mismo ritmo.
2025, año de cambios
La Ley 2466 de 2025, conocida como la reforma laboral, marcó un antes y un después en la forma de contratar, remunerar y convivir en el trabajo.
La primera gran transformación fue en materia de contratación, ya que se dijo “adiós” a los contratos fijos eternos y “hola” al contrato indefinido como regla general (artículo 5). La ley ahora examina con lupa cualquier modalidad diferente y, si no está debidamente justificada, la convierte en indefinida. Además, los contratos a término fijo quedaron limitados a una duración máxima de cuatro años (artículo 6), lo que obliga a planear las vinculaciones con más estrategia y menos improvisación.
También llegaron nuevas licencias remuneradas, un reconocimiento más justo a quienes están con contrato de aprendizaje y, por supuesto, la tecnología tuvo su espacio. El teletrabajo, el trabajo remoto y las modalidades híbridas cuentan ahora con reglas claras sobre auxilio de conectividad, derechos laborales y seguridad social (artículos 52, 53 y 54), acabándose así el limbo digital.
En materia de jornada laboral, desde el 26 de diciembre de 2025, el trabajo nocturno iniciará a las 7:00 p.m. y terminará a las 6:00 a.m. (artículo 10), por lo que, si se creía que trabajar hasta las 7:30 p.m. era trabajar “solo un ratico más”, ahora ese ratico cuenta como trabajo suplementario con recargo. Y hablando de recargos, los dominicales y festivos aumentaron al 80% en 2025, subirán al 90% en 2026 y alcanzarán el 100% en 2027, lo que representa un alivio para los empleados y un reto para las empresas.
Pero quizá uno de los mayores impactos se dio en los Reglamentos Internos de Trabajo (RIT), ya que el artículo 7 de la ley trajo ajustes al proceso disciplinario, exigiendo trazabilidad, debido proceso y documentación detallada. Las empresas aprovecharon la ola para modernizar sus reglamentos, incorporando temas como teletrabajo, desconexión digital, acoso laboral, igualdad de género, y canales de denuncia confidenciales. En otras palabras, el reglamento dejó de ser ese documento empolvado en un cajón, para convertirse en el mapa de la cultura corporativa.
Lo que se viene para 2026
El próximo año seguirá la tendencia de ajuste y consolidación. Desde julio culminará la reducción gradual de la jornada laboral, llegando oficialmente a las 42 horas semanales, lo que obligará a reconfigurar turnos, ajustar cargas laborales y medir la productividad con más inteligencia que presencia.
Además, la cuota de inclusión laboral de personas con discapacidad, aunque inicialmente será optativa, irá tomando fuerza hasta volverse obligatoria en 2027. Esto significa que las empresas con más de 100 trabajadores deberán vincular al menos 2 personas por cada 100 empleados, y las que superen los 500, una persona adicional por cada 100 empleados extra. La inclusión deja de ser solo una buena práctica y se convierte en una obligación legal con impacto real en la cultura organizacional.
También se espera que el Ministerio del Trabajo expida nuevas reglamentaciones para aterrizar temas que quedaron abiertos: desde los detalles operativos del trabajo por plataformas digitales, hasta los límites de jornada por sector y las condiciones de contratos especiales.
En pocas palabras, 2026 será el año de ajustar, implementar y consolidar todo lo que la reforma sembró. Para las empresas, esto significa que no basta con haber cumplido, hay que mantener la ley viva en contratos, reglamentos y políticas; y para los trabajadores, es el momento de conocer sus derechos, revisar contratos y aprovechar los beneficios que la ley amplió.
Mientras brindamos por los logros del año, vale la pena asegurarnos de que nuestros documentos laborales pasen el examen de la Ley 2466 de 2025, ya que el mensaje es claro: formalizar no es una moda, es el nuevo estándar, y hacerlo a tiempo ayuda a evitar sanciones millonarias.
En QPAlliance estamos listos para ayudarte a poner todo al día y acompañarte como tu aliado estratégico, para que este 2026, lleno de retos y oportunidades, lo enfrentes con plena confianza.
Balentina Castellanos
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